Jugamos un cuento V

Portada de ¿Qué hace falta? de Gianni Rodari, traducido por Xosé Ballesteros, Ilustrado por Silvia Bonanni, editado por Kalandraka

¿Qué hace falta para hacer una mesa? – ¡Madera! – contestarán los niños, por regla general, aunque igual alguno contesta ¡dinero!. ¿Y para conseguir la madera, qué hace falta? – ¡Un árbol! – dirán algunos, o puede que la conversación torne hacia la industria, los carpinteros o vaya usted a saber… Las conversaciones con los niños se sabe por dónde empiezan pero nunca dónde va a terminar. El caso es que así, con estas simples preguntas, poco a poco, llegaríamos a descubrir cuál puede ser la esencia de la mesa, su verdadero origen y todo lo que hace falta para conseguirla. Una idea sencilla que Rodari convirtió en poesía.

No era este el libro del que quería hablar para esta quinta entrega de Jugando Cuentos. La cosa iba más hacia lobos y ratones, pero el caso es que llegó la primavera y el sol, ese sol que nos gusta tanto; el sol que entra por las ventanas a donde mi familia y yo nos asomamos para absorber toda la vitamina D que seamos capaces; ese sol y ese frescor de la calle que huele a vida, a vida naciendo en los árboles, en los jardines, en los parques y los bosques, incluso en las medianas de las carreteras, en las rotondas y en las jardineras de los balcones. Esa vida que está tomando las calles vacías, como los pájaros que ahora caminan tranquilos por las carreteras sin miedo a que un peatón o un coche pase.

Junto con la llegada de ese sol y esa primavera, yo preparaba junto a mis compañeras del Grupo La Espumadera, la reseña de «Y de pronto es primavera» y leyendo lo que de aquel precioso y poético álbum decíamos, que las cosas, en realidad, no ocurren ni llegan «de pronto«, que todo necesita de un camino, de un proceso, de tener paciencia, mucha paciencia y de poner todo el cariño y amor de que seas capaz para que las cosas lleguen a buen término, en ese momento pensé en el «¿Qué hace falta?» de Gianni Rodari. Porque ¿Qué hace falta para hacer cualquier cosa?.

Da igual si se trata de escribir una entrada en un blog, hacer la comida del día, entregar el informe al jefe, colocar la ropa lavada y planchada en los armarios, leer un cuento, cantar una nana, o preparar un café. Todo se vuelve mejor si en el proceso somos conscientes de todo lo que supone hacer cualquier cosa y hacerla bien. Prestar atención, estar presentes y fijarnos en todo lo que hace falta.

Nuestra vida diaria nos hace correr, constantemente. Corremos tanto que incluso ahora, que no podemos, seguimos corriendo con nuestra mente. Seguimos intentando cubrir todas las horas de nuestro día (y el de los demás) en mil tareas sin pararnos un momento a pensar en el proceso y disfrutarlo. A pesar de todo, disfrutarlo o al menos dedicarle un poco de tiempo a pensar.

Rodari le dio forma a esa idea y lo convirtió en un poema o una retahíla, un silogismo poético, que después fue canción gracias a Sergio Endrigo y se convirtió en una de las canciones infantiles más populares en Italia: «Ci vuole un fiore».

Por eso hoy os invito a jugar con el álbum que Kalandraka ha reeditado con motivo del Centenario Rodari que se celebra este año. Un Centenario que yo pensaba celebrar esta semana junto a un montón de niños en varias bibliotecas de Madrid con motivo del Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil que se celebra el día 2 de abril. Pero lo celebraré igual, disfrutando de su obra, contando sus cuentos a los míos, jugando con la palabra como Rodari nos invitó a hacer, creando fantasías tal y como él siempre quiso que los niños y no tan niños hiciéramos. Os invito a jugar este cuento y a elegir una sola cosa de las que hacemos en el día sin pensar y le dediquemos un tiempo a reflexionar sobre qué hace falta para hacer esa cosa bien, realmente bien, para que resulte todo lo buena y perfecta que soy capaz de hacer. Solo una cosa, da igual cual, escribidlo en un papel y leedlo. ¿son muchas cosas? ¿pocas? ¿cuantos pasos necesita? ¿lo haríamos todos igual que tu? ¿qué hace que sea tu forma de hacerlo y no la de otro? ¿cuanto de ti hay en esa forma de hacer esa cosa? ¿es posible que tu hagas especial el resultado? Solo lo sabrás tu pero igual no está de mas saberlo, ¿no?

Os dejo aquí un pequeño cuento con la retahila y la canción que Sergio Endrigo compuso a partir de la retahíla de Rodari, un clásico en la cultura italiana. Después, ya sabéis, os espero para jugar.

Para hacer un collage

La ilustradora del álbum editado por Kalandraka, Silvia Bonanni hace magia con el collage. En esta ocasión el resultado no podía ser más acertado con la idea que intenta transmitir Rodari con su sencilla retahíla. Os invito a ver este vídeo de la ilustradora en el que nos propone hacer una estructura móvil con varios trozos de papel de colores fácil de hacer y que ayuda a liberar y hacer crecer la creatividad.

Siguiendo esa idea del collage la propuesta del primer juego de hoy no podía ser más sencilla: crear nuestro propio collage. Pero ¿de qué?. Pues de nuestra casa:

  • Elegir una estancia de nuestra casa para reproducirla
  • Buscar revistas viejas de cualquier tipo, incluidos periódicos
  • En caso de no tener revistas o periódicos, hacer acopio de todo tipo de papeles de colores y de distintas texturas, papeles que se vayan a tirar de facturas, etc. También valen retales de telas
  • En un folio intentar reproducir esa estancia con recortes de las revistas (buscar mesas, camas, lámparas, teles, radios…) e ir creando nuestra estancia mediante un collage.
  • Si lo hacemos con papeles de colores intentar jugar con los colores y texturas relacionándolas con los objetos que representan: papeles grises o metálicos para los electrodomésticos, telas para las colchas de la camas, para las cortinas, papel celofán para las ventanas, etc.

La idea es reproducir una estancia (salón, cocina, cuarto, baño, cuarto de estar….) mediante un collage a la manera que Silvia Bonanni nos lo propone en el álbum en la primera página del álbum.

Si los recortes que vamos encontrando nos inspiran a hacer otro tipo de collage (una frutería, una tienda de ropa, una de muebles, un jardín, un bosque, un mar..) ¡a por ello!. Siempre, siempre hay que seguir lo que la imaginación y la creatividad nos vayan diciendo.

La receta

La idea central de este texto de Gianni Rodari es la pregunta ¿qué hace falta? Una pregunta que nos hacemos habitualmente cuando queremos hacer, por ejemplo, una receta: ¿qué nos va a hacer falta para el bizcocho?. Allí, en la receta, estarán nuestros ingredientes y los pasos para su elaboración.

Gianni Rodari

En su «Gramática de la Fantasía» Rodari nos proponía jugar con las palabras, con sus significados o solo con su sonido y para ello nos dejó un montón de juegos e ideas, todas basadas en dejarse llevar por el absurdo, disfrutarlo y desde él hacer brotar la creatividad. Tirando de sus propuestas os propongo un juego para que le demos a la cabeza un rato, imaginemos y juguemos con el «sinsentido» o con lo abstracto y busquemos los ingredientes para crear cosas insólitas:

  • receta para un buen abrazo
  • receta de un suspiro
  • receta para conseguir una tarde de verano
  • como preparar una ola del mar
  • receta para un regalo inesperado
  • ingredientes y modo de preparación de un buen susto

Si no queremos ponernos demasiado filosóficos o «intensos» siempre podemos recurrir a cosas más terrenales como «receta para un buen cuento de miedo», «receta para hacer una batalla de cosquillas».

En cualquier caso la receta debe tener:

  1. Ingredientes, con cantidades y medidas
  2. Pasos a seguir en el proceso

Aquí, a modo de ejemplo, os dejo mi receta para jugar al parchís en familia:

Ingredientes:

  • 1l y 1/2 de estar aburrido
  • 500 gr. de ver que tu familia está cerca y tampoco tiene nada especial que hacer
  • Media taza de ganas de estar con los tuyos
  • Una tarde entera de domingo en casa
  • Una mesa de tamaño medio
  • 1kg y cuarto de parchís
  • Nada en absoluto de haber perdido las fichas del parchís. Se recomiendan al menos 3 por color
  • 4 colores de parchís: rojo, azul, amarillo y verde
  • 0 grs. de haber perdido los dados del parchís. Se recomiendan al menos 2
  • Media cucharadita de gracia
  • Un toque de humor para adornar

Elaboración:

Se coge el aburrimiento y se estira mucho hasta casi romperlo. Con esa tira larga de aburrimiento se hace un sombrero llamativo, una bufanda o un cinturón que llame la atención del resto de tu familia. Aprovechar la llamada de atención para sacar la invitación a refrescar con voz alta y clara:

-¿JUGAMOS AL PARCHIS?-

No dejarse intimidar por los 2 kg de dudas y resoplidos iniciales producto del aburrimiento.

Poner el entusiasmo en modo «a tope» y proponerse dispuesto a buscar el tablero, las fichas, cubiletes y dados e incluso a despejar la mesa.

Es posible que los ingredientes familiares estén un poco espesos y necesiten que se les remueva un tiempo. Hacerlo siempre con cuidado, cariño y paciencia hasta disolver tensiones o posibles grumos.

Si es necesario, adornar el emplatado con algunas chuches o palomitas según el gusto general.

Servir templado, acompañado de risas, chinchalarrabias, te-como-y-me-cuento-veinte y algún te-ha-salido-un-cinco-así-que-abre-el-puente.

No olvidarse de sonreír, no hacer demasiadas trampas y disfrutar.

Confundiendo historias…

Este último juego creo que lo hemos jugado todos alguna vez si somos habituales de contar cuentos a los niños. Rodari era muy dado a Confundir historias y hacer que en los cuentos tradicionales ocurrieran cosas raras, como que Caperucita fuera verde, fuera al supermercado a comprar la merienda y cosas similares.

Por eso os propongo un juego fácil para terminar y que no se necesita nada en absoluto más que la imaginación y un rato tranquilo y con ganas de confundir historias. Es mejor que sea una cosa improvisada de la que el resto no se esté dando ni cuenta para que la primera historia confundida sea de interés y consiga enganchar a tu público.

Piensa en un cuento tradicional que conozcas bien y tu familia también.

Pide a uno de los niños o a un adulto que te diga el nombre de un comercio, de comida, de ropa, de tecnología o lo que sea.

Ahora pídele a otro miembro de la familia que te diga el nombre de un familiar que no esté presente en la casa, abuelos, tíos, primos…

Como el número 3 es un número muy de cuento vamos a por un tercer ingrediente para confundir: pide a un tercer miembro de la familia (si no hay más repite con el primero) que te diga un objeto de la cocina (electrodoméstico, vajilla o cubiertos….da igual).

Con tus 3 nuevos ingredientes y te cuento tradicional empieza a contar y ve introduciendo los 3 elementos en alguna parte del cuento: Los tres cerditos salieron un día a comprarse unas botas al zara porque las tenían rotas de tanto bailar.

Solo tienes que dejarte llevar y disfrutar. La risa está asegurada y ¡cuidado!: verás como los niños te ganan de calle inventando historias.

Ánimo familias y seguid en casa, no olvidéis que lo estamos haciendo de 10. Cuidaos. Abrazos de cuento.