No imaginaba Britta Teckentrup la relevancia que podría tener este título en el año de su publicación en España, concretamente en febrero del 2020. Nadie imaginaba en 2016, cuando ella lo publicó en su país de origen, Alemania, qué nos esperaba a la vuelta de la esquina en aquel mes de marzo del año 2020 y que esa pregunta posiblemente muchos nos la hayamos hecho durante este último año en más de una ocasión.
Puede que por esa pregunta me haya decidido (por fin) a volver con mis reseñas habituales del blog. O simplemente porque creo que es un libro digno de que se le tenga en cuenta, muy en cuenta.
Después de pasar por talleres de animación a la lectura y de clases con niños desde 3 hasta 12 años, cada vez estoy más convencida de que a los niños les encanta que les preguntemos cosas con seriedad y rigor, sentir que tienen el poder de opinar y de demostrar que ellos se preguntan cosas constantemente. Esa sensación de perplejidad cuando ven que se sienten escuchados, que un adulto quiere saber su opinión seriamente, que le plantea preguntas que van más allá del «¿Te ha gustado el libro?» «¿Qué parte te ha gustado más?» «¿Cuál menos?»…dura una fracción de segundo y, en seguida, deja paso a la satisfacción de sentirse escuchado y de poder opinar.
Pero a preguntar también se aprende. Hay que meditar también el tipo de pregunta que se hace sin condicionar la respuesta, buscando que el interlocutor busque su propio discurso, que sean de verdad sus ideas y pensamientos y no algo que contestar porque es «lo que se espera que conteste». Por eso se necesita ayuda a la hora de imaginar preguntas, de proponer diálogos.
El álbum que traigo hoy a Cuentos para Matilda es un libro de preguntas, tal como la propia autora lo subtitula. Preguntas que podrían hacerse (y seguro que se hacen) los niños en algún momento de su infancia y juventud, o preguntas que podríamos plantear en una asamblea para iniciar una conversación. Una propuesta muy original y distinta en formato álbum que no deja de fascinarme.
Muchas de las preguntas están dirigidas hacia el futuro y las muchas incógnitas que nos suscitan:
¿Qué seré de mayor?
¿Llegaré a ser futbolista?
¿Encontraré mi lugar?
Pero en las 192 páginas que contiene el álbum podemos encontrar preguntas de todo tipo: algunas profundamente filosóficas, sobre la amistad, la naturaleza que nos rodea, preguntas complejas que pueden referirse a varias cosas, otras sencillas, preguntas sobre las relaciones con los demás, conjeturas…
Nos son preguntas lanzadas sin más, si no que tienen un cierto orden interno, se van organizando por temáticas determinadas y, en ocasiones una temática nos lleva a otra tras la que se van enlazando nuevos conjuntos de preguntas. De esta manera podemos abrir el libro por cualquier parte y dedicar un rato a ese grupo de preguntas, incluso ir hacia adelante o hacia atrás, consiguiendo así, si las dirigimos a un grupo, entablar una conversación provechosa en torno a un tema, partiendo de estas preguntas base que nos propone la autora y llegando, seguramente, a otras preguntas surgidas de la conversación.
Pensar es un ejercicio necesario que deberíamos practicar de manera consciente desde nuestra más tierna infancia. Plantearnos preguntas respecto a muchos aspectos de la vida, de nuestro entorno, de nuestra familia, amigos y vecinos. De conocidos y desconocidos. Y pregunta a pregunta ir elaborando nuestro pensamiento, activando nuestra imaginación, estimulando nuestra creatividad.
Si somos capaces de entrenar ese proceso de pensamiento estaremos más preparados para tener clara nuestra posición ante la vida y no dejar que nos impongan las respuestas desde fuera. Tener un criterio propio en muchos aspectos de la vida comienza siempre con una pregunta.
Pero estamos hablando de un álbum y en él no se puede entender el texto sin la imagen. La ilustración de Britta Teckentrup siempre me ha entusiasmado por su originalidad y elegancia. Es una autora que se caracteriza por jugar a través de la ilustración y hacernos partícipes de ese juego. Troqueles, collage, pequeñas ventanas desde la que vemos ilustraciones de otra página, juegos de superposición…A través de la ilustración Britta juega, y con el juego, nos cuenta también parte de la historia.
En este caso el formato es sencillo: una pregunta por cada página acompañada de una ilustración que complementa, amplia, define, centra, recrea esa pregunta.
De Britta Teckentrup ya hemos hablado en el blog hace unos años a propósito de su libro Bajo el mismo cielo. Esta autora Alemana ha escrito más de cien libros infantiles y ha sido galardonada con varios premios de prestigio en el Europa por su obra. Tenemos la suerte de contar con varios de sus libros en España editados por NubeOcho, Flamboyant, Editorial Juventud, Lóguez, Picarona, Bruño o Andana Editorial entre otros.
Además de aquel Bajo el mismo cielo, algunos de sus libros más conocidos en España son El árbol de los recuerdos (NubeOcho), ¡Corre a casa, ratoncito! (Lóguez) o los maravillosos libros-juego Uno como ninguno, Dos como ninguno o ¿Dónde está el bebé? de la Editorial Flamboyant.
Con esta propuesta tan distinta a las que nos tiene acostumbradas (obras para lectores entre 0 a 6 años en la mayoría de los casos), Britta Teckentrup nos sorprende y nos muestra un registro pensado más público a partir de 9 o 10 años aunque puede que con los que más se pueda exprimir la obra sea con adolescentes a partir de 12 o 14 y de ahí hasta el infinito, que los adultos necesitamos esto de la práctica en pensar y sacar nuestras propias (ojo, que digo propias) opiniones más que el comer.
En esa franja de edad de entre 9 a 14 años el álbum deja totalmente de aparecer entre sus preferencias de lectura y a eso se le une que la oferta editorial también es algo más escasa. Por eso he creído en la necesidad de resaltar este libro.
Si bien hay cada vez más apuestas de editoriales y autores por abordar la filosofía para niños y adolescentes, pocas hay que utilicen el formato álbum como medio. Quizá lo más parecido es la maravillosa idea de Wonder Ponder donde, a través de unas propuestas gráficas y una serie de preguntas, podemos entablar una discusión sobre ciertos temas con los niños y niñas.
Por eso ideas como la de Britta son tan de agradecer: por su calidad artística y por su originalidad y por ser innovadora, necesaria e inspiradora. Esa mezcla de pregunta e imagen, hace que surja en la mente del lector un aluvión de ideas relacionadas con las dos por separado y juntas. Como si la pregunta y la ilustración hicieran brotar más ideas juntas que separadas.
El arte en cualquiera de sus manifestaciones hace que nos preguntemos cosas sobre lo que estamos viendo, leyendo, escuchando. Por eso esta propuesta me parece tan interesante ya que la autora nos plantea una pregunta acompañada de lo que a ella esa pregunta le sugiere (no su respuesta), que puede que en ocasiones sea lo mismo que a nosotros o no. Un diálogo entre la propia autora y nosotros que no tiene desperdicio.
Acercaos a vuestra librería favorita y preguntad por él. Agradeceréis el paseo, la visita, el trato del librero/a y además o llevaréis una maravilla para casa. Pequeños regalos que aún nos podemos permitir.
Datos Bibliográficos
Título: ¿Qué puedo esperar?
Autora e Ilustradora: Britta Teckentrup
Edición: Libros del Zorro Rojo, Barcelona, 2020. 192 pgs.
Edad: + 9 años
De vuelta, qué bien!!! Y con una reseña chapó
Gracias guapa!!!