Un día la mamá del pingüino se enfadó mucho y dio tal grito que el pobre pingüino salió volando en pedazos. Cada trocito del pingüino fue a parar a un sitio: la cabeza se fue al universo, el pico a las montañas, el cuerpo al mar, el trasero se perdió en la ciudad, las alas en la jungla y sus pies, que al principio se quedaron quietos, comenzaron a andar sin parar. El pobre pingüino quería gritar pero no podía porque tenía el pico en las montañas, quería buscar pero sus ojos estaban allá arriba, en el Universo, quería aletear pero sus alas estaban perdidas en la jungla. Pero su mamá recogerá los pedazos y cuando por fin vuelvan a estar juntos dirá «¡Perdón!».
La autora
Jutta Bauer, nacida en Hamburgo en 1955, es una de las ilustradoras europeas más reconocidas en la actualidad en Literatura Infantil y Juvenil. Estudió ilustración en la Escuela Técnica Superior y en 1980 pasó a formar parte del «Grupo de Ilustradores de Hamburgo».
Empezó como ilustradora de tiras cómicas. En 1981 empieza a publicar sus primeros libros ilustrados y en 1998 publica su primer libro escrito e ilustrado por ella: «La reina de los colores«.
En la actualidad tiene ya más de 50 libros publicados. Los más conocidos y publicados en España son, además de «Madrechillona«, «Selma», «El ángel del abuelo», «La reina de los colores» o «Una pequeña casa en el bosque».
Jutta Bauer nos ofrece cuentos minimalistas, siempre de reducido formato, con ilustraciones sencillas, pequeñas, con detalles pero siempre dentro de una enorme sencillez. Son libros con muy poco texto, el justo para seguir la historia, que se complementa con los dibujos, que dicen mucho más que lo que nos cuenta el texto. Una lectura rápida nos puede llevar a no entender lo que realmente nos quiere contar la autora. Son libros con mucho que leer sin leerlo.
En 2010 llegó a recibir uno de los premios más prestigiosos en Literatura Infantil y Juvenil, el Premio Hans Christian Andarsen de ilustración.
Mi opinión
Gracias a Cuentos para Matilda voy descubriendo poco a poco las maravillas que se publican en Literatura Infantil y Juvenil. Voy aprendiendo cada día una cosa nueva, descubriendo a un ilustrador, a un autor, a una pareja autor-ilustrador que gracias a una conexión especial consiguen crear joyas que después, grandes y mayores, disfrutamos una y otra vez en nuestras casas, bibliotecas o colegios.
El cuento de hoy lo descubrí en uno de los cursos que he estado haciendo sobre animación a la lectura, impartido en la Casa del Lector, en Madrid, por Teresa Corchete y Sara Iglesias, dos grandes especialistas en programas de promoción de la lectura para familias, primeros lectores y prelectores.
Gracias a ellas he podido conocer autores e ilustradores excepcionales y he disfrutado como una niña de todo lo que nos contaron en los 3 días que duró el curso. Os recomiendo este vídeo en el que Sara Iglesias cuenta «Veo veo, ¿un ratón?«, de Guido Van Genechten. Me parece maravillosa la interpretación de un cuento en el que no hay texto ninguno. Es una grandísima cuentacuentos, sin duda.
Como decía, allí descubrí «Madrechillona» y a su autora. Al leerlo me entraron unas ganas tremendas de ir a por un ejemplar para llevármelo a casa y leerlo con mis niños. Y es que a veces en nuestra vida diaria con nuestros hijos, pasan estas cosas. Un día los cables se cruzan y perdemos los nervios, y se dan situaciones que los niños no pueden entender. Son situaciones que ni nosotros somos capaces de explicar como llegan a pasar…un grito, un portazo. El caso es que la situación hace que el niño «salga volando en pedazos», como dice el cuento.
Lo maravilloso de este libro es cómo Jutta Bauer es capaz de explicar casi sin palabras el amor de una madre y el inestimable valor de pedir perdón.
El pingüino nos cuenta en primera persona cómo, después del tremendo chillido, cada parte de su cuerpo vuela hacia una parte del mundo, llegando incluso su cabeza hasta al Universo.
La reacción de la madre ha hecho, primero, que el pequeño se dividiera en pedazos, y después, una vez roto, se ve incapaz de hacer nada: no puede gritar porque su pico está en las montañas, no puede buscar nada porque su cabeza está en el universo, no puede volar porque sus aletas están perdidas en la selva. Este chillido de su mamá ha dejado paralizado al pingüinito.
Toda la historia es una gran metáfora para explicar a los más pequeños y los padres como nos sentimos cuando pasa algo así. Por una lado vemos lo que le pasa al niño, que le afecta tanto que le llega a paralizar. Y por otro vemos la reacción de la madre, que se arrepiente en el mismo instante, como se puede ver en la ilustración.
La historia transcurre en un sólo día, de la mañana a la noche. Un día que la madre, nada más chillar y ver lo que ha conseguido hacer con su hijo, se arrepiente y decide remediarlo. Durante ese día, la mamá va en busca de los trozos de su hijo y poco a poco los va reparando, cosiendo uno por uno, hasta que su hijo vuelve a estar de nuevo entero.
Va reparando así las consecuencias de su chillido, y cuando con sus actos ya ha demostrado que lo siente, una vez que ya tiene a su hijo entero y con ella, lo abraza y le pide «Perdón». Ese último gesto necesario para reparar el daño. Y juntos, madre e hijo, abrazados, se van en un barco camino del sol.
La autora da al libro un toque de humor especial a través de las imágenes que hacen que esta historia que cuenta algo tan difícil, se lea con una sonrisa. Todo el libro es de una delicadeza exquisita y utiliza las mínimas palabras necesarias para poder seguir la historia, contada realmente a través de las imágenes.
Os recomiendo este sencillo cuento y os animo a que si os gusta, busquéis otros cuentos de Jutta Bauer porque son todos maravillosos.
Datos Bibliográficos
Autor e ilustrador: Jutta Bauer
Edición: Lóguez Ediciones, Salamanca, 2001. 36 pags.
Edad: A partir de 3 años